Este que veis aquí, de rostro
aguileño, de cabello castaño, frente lisa y desembarazada, de
alegres ojos y de nariz corva, aunque bien proporcionada; las barbas
de plata, que no ha veinte años que fueron de oro, los bigotes
grandes, la boca pequeña, los dientes, ni menudos ni crecidos, por
que no tiene sino seis, y esos mal acondicionados y peor puestos,
porque no tienen correspondencia los unos con los otros; el cuerpo
entre dos extremos, ni grande ni pequeño, la color viva, antes
blanca que morena, algo cargado de espaldas y no muy ligero de pies;
este digo que es el rostro del autor de La Galatea y de Don
Quijote de la Mancha.
Autorretrato de Miguel
de Cervantes, en el prólogo de las Novelas ejemplares
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