martes, 16 de abril de 2013

El Quijote. Actividad



No entendían los cabreros aquella jerigonza de escuderos y de caballeros andantes, y no hacían otra cosa que comer y callar, y mirar a sus huéspedes, que con mucho donaire y gana, embaulaban tasajo como el puño […]
Después que Don Quijote hubo bien satisfecho su estómago, tomó un puño de bellotas en la mano, y , mirándolas atentamente, soltó la voz a semejantes razones:
-Dichosa edad y siglos dichosos aquellos a quien los antiguos pusieron nombre de dorados , y no porque en ellos el oro, que en esta nuestra edad de hierro tanto se estima, se alcanzase en aquella ventura sin fatiga alguna, sino porque entonces los que en ella vivían ignoraban estas dos palabras de tuyo y mío. Eran en aquella santa edad todas las cosas comunes; a nadie le era necesario para alcanzar su ordinario sustento tomar otro trabajo que alzar la mano y alcanzarle de las robustas encinas que liberalmente les estaban convidando con su dulce y sazonado fruto. Las claras fuentes y corrientes ríos, en magnífica abundancia, sabrosas y transparentes aguas les ofrecían […]. Todo era paz entonces, todo amistad, todo concordia[…]. Entonces sí que andaban las simples y hermosas zagalekas de valle en valle y de otero en trenza y cabello, sin más vestido que aquellos que eran menester para cubrir honestamente aquello que la honestidad quiere y ha querido siempre que se cubra, y no eran sus adornos de los que ahora se usa, […] sino de algunas hojas verdes de lampazos y yera entretejidas, con lo que quizá iban tan pomposas y compuestas como van agora nuestras cortesanas con las raras y peregrinas invenciones que la curiosidad ociosa les ha mostrado. Entonces se decoraban los concetos amorosos del alma simple y sencillamente del mesmo modo y manera que ella los concebía, sin buscar artificioso rodeo de palabras para encarecerlos. No había fraude; el engaño ni la malicia mezcládose con la verdad y llaneza. La justicia se estaba en sus prorprios términos, sin que la osasen turbar ni ofender los del favor y los del interese, que tanto ahora la menoscaban, turban y persiguen. La ley del encaje aún no se había sentado en el entendimiento del juez, porque entonces no había que juzgar, ni quien fuese juzgado.
(Quijote,I,11)



  1. Lectura comprensiva del texto. Tema y estructura.
  2. En su discurso a los cabreros, don Quijote desarrolla el tópico de la Edad de Oro: las ideas que contiene resultan ser claramente renacentistas. Señala cuáles son los conceptos, tópicos e ideas que utiliza, y compáralos con otros textos anteriores en los que hayan desaparecido.
  3. En su discurso, el personaje contrapone una y otra vez la mítica Edad de Oro con los tiempos actuales. ¿Con qué rasgos contrastados los caracteriza?
  4. Especial impotancia tiene el valor que se le concede a la naturaleza como modelo, tanto moral como estético. Coméntalo en relación con los conceptos de naturalidad y artifiosidad, que don Quijote utiliza en su discurso.
  5. Nótese también el contraste entre la realidad(los cabreros, el puñado de bellotas, etc) y el discurso idealista del protagonista: Cervantes mezcla la admiración por los ideales renacentistas con su parodia.

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