No entendían
los cabreros aquella jerigonza de escuderos y de caballeros andantes,
y no hacían otra cosa que comer y callar, y mirar a sus huéspedes,
que con mucho donaire y gana, embaulaban tasajo como el puño […]
Después que
Don Quijote hubo bien satisfecho su estómago, tomó un puño de
bellotas en la mano, y , mirándolas atentamente, soltó la voz a
semejantes razones:
-Dichosa edad y
siglos dichosos aquellos a quien los antiguos pusieron nombre de
dorados , y no porque en ellos el oro, que en esta nuestra edad de
hierro tanto se estima, se alcanzase en aquella ventura sin fatiga
alguna, sino porque entonces los que en ella vivían ignoraban estas
dos palabras de tuyo y mío. Eran en aquella santa edad todas las
cosas comunes; a nadie le era necesario para alcanzar su ordinario
sustento tomar otro trabajo que alzar la mano y alcanzarle de las
robustas encinas que liberalmente les estaban convidando con su
dulce y sazonado fruto. Las claras fuentes y corrientes ríos, en
magnífica abundancia, sabrosas y transparentes aguas les ofrecían
[…]. Todo era paz entonces, todo amistad, todo concordia[…].
Entonces sí que andaban las simples y hermosas zagalekas de valle en
valle y de otero en trenza y cabello, sin más vestido que aquellos
que eran menester para cubrir honestamente aquello que la honestidad
quiere y ha querido siempre que se cubra, y no eran sus adornos de
los que ahora se usa, […] sino de algunas hojas verdes de lampazos
y yera entretejidas, con lo que quizá iban tan pomposas y compuestas
como van agora nuestras cortesanas con las raras y peregrinas
invenciones que la curiosidad ociosa les ha mostrado. Entonces se
decoraban los concetos amorosos del alma simple y sencillamente del
mesmo modo y manera que ella los concebía, sin buscar artificioso
rodeo de palabras para encarecerlos. No había fraude; el engaño ni
la malicia mezcládose con la verdad y llaneza. La justicia se estaba
en sus prorprios términos, sin que la osasen turbar ni ofender los
del favor y los del interese, que tanto ahora la menoscaban, turban y
persiguen. La ley del encaje aún no se había sentado en el
entendimiento del juez, porque entonces no había que juzgar, ni
quien fuese juzgado.
(Quijote,I,11)
- Lectura comprensiva del texto. Tema y estructura.
- En su discurso a los cabreros, don Quijote desarrolla el tópico de la Edad de Oro: las ideas que contiene resultan ser claramente renacentistas. Señala cuáles son los conceptos, tópicos e ideas que utiliza, y compáralos con otros textos anteriores en los que hayan desaparecido.
- En su discurso, el personaje contrapone una y otra vez la mítica Edad de Oro con los tiempos actuales. ¿Con qué rasgos contrastados los caracteriza?
- Especial impotancia tiene el valor que se le concede a la naturaleza como modelo, tanto moral como estético. Coméntalo en relación con los conceptos de naturalidad y artifiosidad, que don Quijote utiliza en su discurso.
- Nótese también el contraste entre la realidad(los cabreros, el puñado de bellotas, etc) y el discurso idealista del protagonista: Cervantes mezcla la admiración por los ideales renacentistas con su parodia.
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